Amamantar: un derecho de la mamá y del niño

Crear condiciones favorables. La lecha materna es el mejor alimento para el bebé, en forma exclusiva durante los primeros seis meses y como parte de la dieta completa hasta los 2 años.

Amamantar es una práctica saludable y placentera tanto para la madre como para su hijo. La lactancia es un proceso natural, pero también un derecho que las mamás tienen de ejercer con alegría y plenitud. Sin embargo, la decisión de la madre de iniciar y dar el pecho no sólo los primeros seis meses (lactancia exclusiva), sino también hasta los dos años, depende de varios factores vinculados con su decisión personal, creencias, experiencias anteriores, historia de amamantamiento de su madre, información del equipo de salud e influencia del entorno familiar, cultural y laboral.

Para amamantar con plenitud es necesario generar espacios para hacerlo con tranquilidad y entrega, propiciando un espacio de encuentro entre madre e hijo. En esta decisión influyen también la pareja de la mamá, los familiares cercanos y grupos de apoyo que la promuevan. Especialistas afirman que la decisión de hacerlo suele ser tomada en el transcurso del embarazo. Por eso la importancia de la información certera y oportuna que brinde el equipo de salud tanto para la madre como para su pareja.

Además de los beneficios nutricionales e inmunológicos de la leche materna, dar la teta fortalece el vínculo entre madre e hijo. “Para favorecerlo y reforzarlo, las mamás pueden mirar a los ojos del bebé lactando y cantarle la canción con la que acariciaba su panza de embarazada”, propone el doctor Héctor Pedicino, del Comité de Lactancia Materna de la Sociedad de Pediatría, filial Córdoba. El médico también agrega que es importante expresar los sentimientos al bebé. “La mamá puede hablarle y decirle que lo quiere. Seguramente él fijará su vista en el rostro de su madre, con la succión y su mirada responderá y cerrará ese espacio y ese tiempo de comunión tan profunda”, considera Pedicino. El contacto visual es fundamental para compartir ese acto íntimo.

“Mirar a los ojos al bebé mientras se le da de mamar, la actitud de la madre y su predisposición a hacerlo es clave porque es un momento de encuentro y no un acto mecánico. Tomarle la mano al bebé, estar en una posición cómoda para ambos, es una oportunidad de encuentro entre la madre y el niño”, concuerda Marcela Miravet, secretaria de Prevención y Promoción para la Salud del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba. La lactancia también genera autoestima en la madre y facilita vivencias únicas con los hijos, que no se da con la alimentación artificial. Cada situación de amamantamiento con cada hijo es diferente.

Amamantar, además de ser un acto de amor, trae innumerables beneficios para la salud del niño. A corto plazo disminuye el riesgo y severidad de la diarrea y a largo plazo previene la obesidad. “Reduce en un 80 por ciento el riesgo de hospitalización y muerte por diarrea; en un 50 por ciento, el riesgo de hospitalización y muerte por enfermedades respiratorias; en un 36 por ciento, el riesgo de muerte súbita del lactante”, explica Marcela Yanover, directora de la Dirección de Jurisdicción de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba.

También es menor la posibilidad de contraer otitis media y el peligro de muerte súbita cae en más de un 20 por ciento. “Asimismo, fortalece el sistema inmunológico del niño, porque es una leche con todos los requerimientos necesarios para la especie humana, no hay ninguna leche artificial que pueda reemplazarla”, dice Ana Lía González, licenciada en Nutrición y responsable de Salud Nutricional de la Dirección de Maternidad e Infancia.

Desde la 
primera hora

El apoyo debe comenzar en el momento del parto, para favorecer el contacto piel a piel y el inicio de la lactancia dentro de la primera hora de nacido el bebé. La ayuda del equipo de salud es primordial durante la estadía en el hospital o clínica donde se encuentren el bebé y su madre.

En las tres maternidades de Córdoba capital (Hospital Materno Neonatal, Maternidad Provincial y Hospital Misericordia) se está trabajando con el modelo de maternidades seguras y centradas en la familia (MSCF). En este enfoque se reconoce a los padres y a la familia, junto al equipo de salud, como protagonistas de la atención de la mujer embarazada, la madre y el recién nacido. También se estimulan el respeto y la protección de los derechos de la mujer y del bebé por parte del equipo de salud. Y se promueve la participación y la colaboración del padre, la familia y la comunidad en la protección y el cuidado de la mujer y el recién nacido.

Generar el “espacio mamá”

El ingreso de la mujer a la actividad laboral es una de las causas frecuentes de abandono de la lactancia materna. Según las ENNyS (encuesta nacional de nutrición y salud) 2007, el 10,2 por ciento de las madres abandona la lactancia exclusiva por esa razón.

El Ministerio de Salud de la Nación está promoviendo el denominado “Espacio amigo de la lactancia o espacio-mamá”. Consiste en ofrecer a la mujer, dentro del lugar de trabajo, un espacio para que extraiga y conserve su leche durante la jornada laboral, al cabo de la cual puede llevarla a su hogar para que otra persona se la dé al bebé al día siguiente o en los momentos en que ella no esté presente. Este ámbito está ideado para espacios laborales donde existan 20 o más mujeres en edad fértil.

Este espacio deberá ser cerrado, privado e higiénico, ofrecer las comodidades mínimas, como una silla confortable, un perchero, una pequeña mesa para apoyar el extractor, los recipientes y otros elementos. Si no incluye un lavamanos, este espacio debe estar, al menos, cerca de un lugar donde la madre pueda lavarse las manos con agua y jabón. En caso de que el lavamanos se encuentre fuera del “espacio amigo”, sería recomendable que dentro de él se disponga de alcohol en gel. Debe contar con acceso a una heladera para guardar la leche extraída, que puede ser conservada en un envase plástico limpio, con tapa y ser almacenada en la heladera hasta 72 horas (no en la puerta) o a temperatura ambiente (no más de 26°) por entre seis a ocho horas para que la reciba en casa cuando su mamá no esté. Con simples maniobras se puede concretar la extracción manualmente, sin necesidad de aparatos especiales. La mujer evita el malestar de la congestión de los pechos con la leche, al mismo tiempo que la extracción diaria estimula la producción.

La mejor opción

“La leche de madre es la apropiada para su especie, tiene todo lo que necesita el bebé desde el punto de vista nutricional. La leche maternizada, por agregados que tenga, no se parece nunca a la leche materna”, dice Viviana Lorenzo, una de las referentes de la Liga de la Leche Córdoba, al 
que asisten madres buscando asesoramiento sobre lactancia materna.

Dar el pecho tiene sus secretos

Cantidad. Es común que en algunas mujeres la leche baje entre 24 y 72 horas después del parto. Coloque el bebé al pecho, para que succione, es el mejor estímulo para que baje la leche.

La alimentación a pecho es suficiente cuando el niño toma al menos ocho veces en 24 horas. Las señales de una mamada correcta es que la criatura tiene buen tono muscular, la piel sana y en 24 horas moja seis o más pañales y tiene más de tres deposiciones. La cantidad de leche es adecuada si aumenta de peso un promedio de 15 a 30 gramos por día.

Calostro. Es la primera secreción de leche, es de color amarillento, espesa, y el alimento perfecto para un recién nacido. Contiene más proteínas y vitamina A que la leche madura. Protege al bebé de infecciones porque tiene inmunoglobulinas.

Libre demanda. Se debe dar la teta a libre demanda entre los primeros 30 a 35 días cuando el bebé lo pida.

Pezones. Hay que masajearlos con cremas con vitamina A durante el embarazo. En el baño, usar sobre ellos un guante exfoliante o frotar con una esponja suave. La exposición al sol, de 15 a 20 minutos por la mañana o la tarde, es recomendable.

Evitar que se lastimen. El bebé debe abarcar con su boca el pezón y la mayor parte posible de la areola, no tomar sólo el pezón. Al terminar la mamada, retirar suavemente el bebé del pecho. Si es necesario, abrir la boca del niño suavemente e introducir el dedo meñique. Mojar el pezón y la areola con su leche y dejar que se sequen al aire. Así se evita que se agrieten y se humedezcan.

Grietas y dolor en pezones. Pueden producirse porque está prendiéndose mal al pecho. Los pezones no deben doler. La mala posición de la mamá o del bebé que sólo haya tomado del pezón puede producir que haya grietas o el bebé tenga hongos en la boca y haya infectado el pezón de la mamá. Del mismo modo, los dolores en los pechos pueden deberse al insuficiente vaciado de la leche. Amamantar a libre demanda es la mejor opción. Eso implica permitir que el bebé se sacie y deje espontáneamente de succionar después de haber sacado toda la leche de la teta. Otra manera de ayudar al vaciado es cambiar la posición de amamantamiento.

Tamaño. Existe la falsa creencia de que dar de mamar puede modificar el tamaño, la forma o la turgencia de los pechos. “Esto es falso ya que estas características están dadas por el tejido de sostén de la mama (grasa y tejido conectivo) y no por la glándula, que es la parte encargada de la producción de la leche. Tampoco existen dificultades para que las mujeres con prótesis mamarias puedan amamantar. Las madres siempre tienen leche, independientemente del tamaño de las mamas”.

La Voz del Interior